Por Maestro Maitreya
El Derecho Budista critica al modelo de justicia estatal por garantizar impunidad, inequidad, corrupción, privilegio, indiferencia y decepción ante la sed de justicia y paz ante la ciudadanía. Por ello, el sistema jurídico del Maitriyana propone la búsqueda de la Cura (Nirvana) de la guerra y la injusticia a través de un camino de vida armónica e inegoísta, garantizando la convivencia humana a partir de un contrato ético y espiritual en la sociedad. Para alcanzar esto no es necesario el arbitraje del Estado, con sus instituciones, normas y leyes ficticias, sino que más bien es necesaria que la humanidad se comprometa a abandonar una vía que conduce hacia su desaparición y extinción. El Derecho Budista es una vía alternativa que guía al ser humano hacia el aprendizaje y no el castigo, afirmando que sólo el imperio de la ética puede regular adecuadamente el funcionamiento de la política, económica, cultura, justicia y medioambiente, orientando a la sociedad hacia la construcción y conservación de una comunidad internacional sana y sustentable. Esta pasión por la justicia ética que mantiene el Maitriyana se encuentra ausente en todos los organismos del Estado, el cual es una máscara y simulacro de justicia. El Derecho Budista es un Camino que regresa dialécticamente a la justicia de los pueblos tribales, por lo que forma parte de un Discurso transcultural basado en la virtud de la igualdad, la generosidad y el conocimiento práctico de los maestros espirituales.
Históricamente, el pueblo búdico ha desarrollado un sistema coherente y satisfactorio de justicia. Pero este sistema de justicia ética prioriza los derechos colectivos en lugar de únicamente enfocarse en los derechos individuales, por lo que la justicia del Maitriyana está a la vanguardia de la Ley internacional. El Derecho Budista se basa en un equilibrio recto entre las necesidades del sujeto y las necesidades de la sociedad, practicando una resolución de conflictos basada en la reconciliación (maitri) y nunca en la coerción, pues ésta es antitética con respecto al modelo social de la comuna espiritual (sangha). El Maitriyana posee un sistema de justicia ética que trasciende a la justicia penal y civil del Estado capitalista, buscando la Liberación del aprendiz en lugar de su alienación, explotación y dominación. Así, el Derecho Budista apunta a la Libertad, Igualdad y Fraternidad, criticando al Derecho Estatal como un sistema opresivo, injusto y conflictivo.
Las cortes de los pueblos tribales suelen ser consideradas como proveedoras de sanciones ilegales y no-oficiales ante la visión del Estado, lo cual ignora que las tribus o comunas (sanghas) poseen soberanía y autodeterminación, no necesitando de la legitimidad estatal para que funcionen sus instituciones políticas, económicas, culturales y jurídicas. Sin embargo, la justicia ética del Maitriyana confirma que las cortes tribales (panchayat) son ilegales únicamente cuando para restaurar el honor social se recurre a sentencias feudales,[1] violentas y atroces que violan los derechos humanos.[2] Esto demuestra que el sistema tribal del Derecho Budista es mucho más civilizado que los procedimientos modernos del sistema de justicia penal y civil del Estado, funcionando como una alternativa a las cortes oficiales locales e internacionales. La justicia ética del Maitriyana no recurre a la violencia para resolver los conflictos, por lo que sus sentencias no contradicen el espíritu legal de las Constituciones y tratados del mundo. De esta manera, incluso aunque sea considerada como una corte no-oficial, el Derecho Budista funciona con efectividad sobre la base legal de la autonomía del pueblo búdico. Esto significa que las cortes tribales (panchayat) no deben ser abolidas sino reformadas según los principios de la justicia ética y la sabiduría compasiva (prajña-karuna), manteniendo su inmunidad soberana mientras funcionen recta y adecuadamente. Aunque la justicia del Maitriyana es tradicional, ancestral y tribal, ciertamente no es primitiva, barbárica e incivilizada, estableciendo un sistema capaz de guiar al sujeto hacia la Liberación y autodeterminación. Esta capacidad libertaria del Derecho Budista puede ser especialmente implementada en India y Pakistán, donde existen miles de pueblos tribales que desean ejercer su soberanía y autonomía.[3] En este sentido, en este tipo de países coexisten múltiples sistemas jurídicos, existiendo leyes estatales, coloniales, tribales y religiosas.[4] Incluso, en India el Estado tradicionalmente ha brindado estatus oficial a las cortes tribales (panchayat),[5] las cuales son un sistema donde el poder de la justicia es mantenido cerca de la sociedad, ya que permite a las tribus o comunas (sanghas) gobernarse por sí mismas.[6] El sistema tribal de justicia ética del Maitriyana busca la resolución de los conflictos no por medio del castigo sino a través del consenso, la mediación y la reconciliación (maitri),[7] terminando los problemas de forma pacífica tal y como se buscaba en la Antigua India,[8] por lo que es un sistema avanzado con respecto a la justicia estatal, a pesar de que sus sentencias se produzcan en tan sólo treinta días.[9] Las cortes tribales (panchayat) tienen el potencial para proveer autonomía a las tradiciones religiosas y minorías étnicas.[10] No obstante, el Derecho Budista denuncia que cuando las cortes tribales (panchayat) carecen de sabiduría compasiva (prajña-karuna) violan los derechos humanos de los miembros de la tribu o comuna (sangha), llegando incluso a sentenciar a muerte o tortura sexual a los acusados.[11] En definitiva, sin la guía ética y espiritual de los Seres Libres e Iluminados (Arhats-Bodhisattvas) el pueblo búdico, al igual que el resto de los pueblos tribales, está condenado a la perversión y extinción cultural. En cambio, cuando las tribus o comunas (sanghas) siguen la guía de los maestros espirituales, entonces sus culturas sobreviven, prosperan y evolucionan en el Camino hacia el Despertar (Bodhi).
[1] Criminology Research Institute, Punjabi Gang Rape Victim Fears For Her Life After Six Are Sentenced to Hang.
[2] Muhammad Saleem Sheikh, The Meerwala Incident: Shame in the Name of Justice.
[3] I. Talbot, Inventing the Nation India & Pakistan.
[4] A. S. Ahmed, Jinnah, Pakistan and Islamic Identity.
[5] Kimberly A. Klock, Resolution of Domestic Disputes Through Extra-Judicial Mechanisms in the United States and Asia: Neighborhood Justice Centers, The Panchayat and the Mahalla
[6] Shalini Bhutani & Ashish Kothari, The Biodiversity Rights of Developing Nations: A Perspective from India-
[7] Amnesty International, Pakistan: Tribal Councils Must Stop Taking Law Into Their Own Hands.
[8] Theodore A. Mahr, An Introduction to Law and Libraries in India.
[9] A. H. Nadeem, Pakistan: The Political economy of Flawlessness.
[10] W. Kaelin, Legal Aspects of Decentralisation in Pakistan.
[11] Amnesty International, Pakistan: Tribal Councils Must Stop Taking Law Into Their Own Hands.