El Psicoanálisis del Futuro

El Psicoanálisis del Futuro: la Cura Espiritual (Nirvana)

Siddharta Gautama fue decididamente un sujeto postmoderno, siendo un Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva) que orientó el saber hacia un nuevo horizonte: el Despertar (Bodhi). Ésta fue la consecuencia directa de su propia experiencia analítica contemplativa. Al sumergirse dentro del campo de lo inconsciente (avidya), el estilo de su meditación analítica fue la escucha del Ser Reprimido que es la Vacuidad (Sunyata). Esto fue posibilitado por la emergente crítica y desmantelamiento de los fundamentos psíquicos del Yo. En la interpretación de su experiencia de la Cura (Nirvana), Gautama emerge como el pensador o psicoanalista más importante de la historia, llegando incluso a superar la huella de Freud y Lacan.

A través de la toma de consciencia de lo Real como imperfecto, impermanente e insustancial, el aprendiz se emancipa o libera del malestar patológico (dukkha) para asumir éticamente el Deber o Propósito (Dharma) del Deseo-de-Ser. La experiencia del Despertar (Bodhi) le impone al sujeto un quiebre con la razón ordinaria dualista, desplegando una razón intuitiva mística que examina el Ego de un modo crítico. Al igual que Freud y Lacan, el Maitriyana capta de un modo radical esta posición ética y sublimatoria que lleva al aprendiz hacia una nueva estructura subjetiva muy distinta de la neurosis, psicosis o perversión. Éste es el fin del análisis contemplativo, cuyo Camino transcurre por la subversión del sujeto y la experiencia singular de un decir y un hacer adecuado: el noble óctuple sendero, el cual permite entender por qué el Psicoanálisis Budista y su experiencia ética de la Cura (Nirvana) no pueden ser capturados por la psicología clínica, la filosofía académica, la ciencia materialista, la política gubernamental y la institución religiosa. En efecto, la articulación Gautama-Freud es una contraexperiencia transversal frente al egoísmo, dualismo y consumismo de la época actual.

Los rasgos propios de la postmodernidad del Maitriyana son la poetización de la naturaleza, la formalización del lenguaje paradojal, el proyecto espiritual de una razón intuitiva, el abandono del ente y de la mercancía, la Sublimación (Nirodh) en la obra de arte, el desarrollo de la ciencia en Voluntad ética de Liberación, la desidentificación de mecanismos fijos de conducta, la experiencia del fin de la historia, y la ascensión de los relatos de transformación. El denominador común de todos estos elementos postmodernos se caracteriza fundamentalmente por la construcción de lo que el Psicoanálisis Budista llama el Ser de la mística o maestro espiritual. Aquí, el aprendiz no se intenta captar reflexivamente sino que más bien es alcanzado por la Evanescencia (Nirvana) del apego, la aversión y la inconsciencia. Por ello, la Espiritualidad Postmoderna del Maitriyana es una contraexperiencia frente a la corriente del pensamiento ordinario, transformando y curando a la mente y la sociedad. Por ello, el Discurso Analítico Existencial Libertario (Buddha-Dharma-Sangha) del Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva) es un dispositivo postcapitalista que hace retornar el sujeto a su Verdad, expulsándolo de la servidumbre tanto metafísica como materialista. Esta operación es entonces la nueva esperanza de la humanidad, posicionando un ser desfundamentado y vacío de Yo, junto con una subjetividad capaz de sublimar el goce. Las consecuencias de esta nueva teoría de la mente son nada menos que la revolución de toda la sociedad desde sus bases mismas.

La meditación analítica permite desrreprimir o desocultar la falta de Ser (Anatman) del aprendiz, indagando en una nueva posibilidad de mente abierta. Pero esto obviamente implica una desidentificación hacia las formas actuales del síntoma, como las redes sociales de comunicación masiva, la creencia en las enfermedades físicas, la superficialidad de la autoayuda, el dominio de la segregación y la idea de que lo político es lo gubernamental. De este modo, el maestro espiritual trasciende todos los artificios y ficciones, siendo consciente en todo momento que nada debe hacer olvidar a la subjetividad de que es imposible completar su estructura existencial. Ser imperfecto, impermanente e insustancial son tres rasgos que en el Psicoanálisis Budista responden a la estructura del ser parlante (parlêtre) como un corte o vacío transversal en la historia del sujeto. Por ello, esta Nada reprimida es históricamente no-deconstruible, no pudiendo ser agotada jamás en un saber absoluto realizado por cualquier práctica que exista. Sin embargo, el Maitriyana nunca deja de mantener un trato con la Verdad de la vida, pues tiene la fuerza desocultadora y política de la contemplación analítica. Así, el Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva) interroga la existencia por medio del arte místico. De este modo, el Psicoanálisis Budista vuelve a dar al aprendiz una experiencia de la Verdad inconsciente, asegurando al Discurso Analítico Existencial Libertario (Buddha-Dharma-Sangha) del Maitriyana como la Vía Única (Ekayana) que puede presentar la evanescencia de la ilusoriedad. Por ello, es necesario reafirmar que el Deseo sublimado y la imposibilidad de completud orientan la práctica del Psicoanálisis Budista más allá de la psicología clínica y la filosofía académica. Esto implica que la metapsicología y metafilosofía del Maitriyana desentrañan oportunamente una nueva interpretación de la contemporaneidad, permitiendo orientar la Verdad que acontece en la meditación analítica.

En tanto que la Espiritualidad Reconciliadora desarrolla una articulación entre metapsicología, metafilosofía y metapolítica, transformando espiritualmente a muchísimas disciplinas, el Psicoanálisis Budista emerge como el destino mismo de la práctica analítica contemplativa al ir más allá de lo meramente psicoterapéutico. Esto posibilita ofrecer la meditación analítica como una constante fuente de bienestar y Liberación para el ser humano. Por ello, el Maitriyana es un Discurso Espiritual con intereses psicoanalíticos, existencialistas y socialistas, mostrando cómo el Despertar (Bodhi) del mundo interior es la clave para la transformación del mundo de las ideas y para la revolución del mundo exterior. Así, paradójicamente, la Cura (Nirvana) del sujeto como trascendencia del Yo es asociado con la superación del dualismo y el Desapego del capitalismo.

Los antecedentes más interesantes del Psicoanálisis Budista son las obras de Erich Fromm, Jacques Lacan, Pichon Riviere y Jorge Alemán. Esta síntesis entre secuencias teóricas y prácticas de estilo freudiano, heideggeriano y marxista está demarcada por el sello espiritual de la epistemología y hermenéutica Maitriyana. En concordancia, en el Psicoanálisis Budista se encuentran una serie de indicaciones sobre la subjetividad que la alejan de toda metafísica o materialismo, sugiriendo el establecimiento de un estado de consciencia ampliada y superior (ECAS) para el aprendiz. De esta manera, el Maitriyana articula la Sublimación (Nirodh) de la pulsión con la técnica fenomenológica existencial y la liberación comunista libertaria. Esta articulación presenta las condiciones adecuadas para pensar de otro modo la psicología, la filosofía y la política, pero también la medicina, la ciencia y la religión. En las articulaciones y síntesis dialécticas del Discurso Analítico Existencial Libertario (Buddha-Dharma-Sangha) hay un entrecruzamiento de múltiples tradiciones prácticas y teóricas, por lo que no se trata de una especulación intelectual académica, siendo más bien un conjunto de Vías de un estilo de vida espiritual postmoderno que abre una nueva modalidad subjetiva y configura un nuevo vínculo social.

El Psicoanálisis Budista es una práctica que provee satisfacción ética y no goce masoquista sintomático, interviniendo en el mundo de la ilusión y la vanidad capitalista para fundar la posibilidad de lo Real y la Salvación. Así, es un deber para el Maitriyana atravesar la burbuja de la experiencia egoísta, dualista y consumista que alimenta el Discurso capitalista cuando fortalece al Yo y genera simultáneamente miedo a la decisión del existir. Ergo, el Psicoanálisis Budista contribuye a la estabilidad del planeta mediante una intervención analítica contemplativa contra las fuerzas del apego, la aversión y la inconsciencia. Así, este paradigma del Despertar (Bodhi) del Ser es la respuesta ética a un mundo regulado por intereses monetarios y militares. El destino del mundo depende entonces de los maestros espirituales, cuya vía de Salvación analítica y existencial introduce al sujeto dentro de lo Real. Por ello, apelando a la toma de consciencia del aprendiz sobre el hecho de que éste es esencialmente libre, el Maitriyana se posiciona decididamente como el futuro en el aquí y ahora que es propio de la temporalidad dialéctica paradojal enseñada por Lacan: lo que habría sido para lo que está llegando a ser.[1]

En tanto que el Psicoanálisis Budista es una práctica ética se sitúa radicalmente frente a la coyuntura mundial, pues una interpretación oportuna y atenta de los acontecimientos es en sí misma una posición activamente comprometida con el mundo. Únicamente desde esta base de Atención Plena ante lo que ocurre puede construirse un proyecto político emancipador y libertario, produciendo una nueva narrativa para la humanidad y una nueva subjetividad adecuadamente operativa o sublimatoria. Sólo esto puede transformar a las multitudes que están sumergidas en la codicia, el odio y el engaño. De esta manera, el Maitriyana tiene una metapsicología analítica y una metafilosofía existencial, pero también posee un movimiento metapolítico libertario que encarna el No-Todo.

Aunque ciertamente el Psicoanálisis Budista no está insertado en los medios de comunicación masiva, al igual que la vía abierta por Lacan, ser espiritual implica mantener siempre un desapego frente a lo que tiene un alcance masivo o popular, criticando todo lo que está gobernado por la lógica de la mercancía y el consumismo. De esta manera, el Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva) prefiere una presencia discreta y humilde, pero simultáneamente sorpresiva y decidida. Esta transformación únicamente puede ser liderada por un sujeto que no olvida el carácter vacío, incompleto o inacabable de la Espiritualidad Maitriyana. Así, nunca será un rasgo de debilidad para el Psicoanálisis Budista el hecho de no participar en las ficciones masivas de la sociedad. Por lo tanto, las construcciones teóricas y prácticas del Maitriyana encuentran una narrativa adecuada para el futuro del mundo en su modo de subjetivación sublimatoria y en su estilo de vida espiritual. El Psicoanálisis Budista es entonces la revolución postpsicoanalítica del porvenir con la que Jorge Alemán y Pichon Riviere soñaron construir al trazar puentes entre la experiencia metapsicológica de la Cura (Nirvana) y el tratamiento metafilosófico de la subjetividad postmetafísica. Frente a las ofertas masivas de tratamientos psicoterapéuticos que sólo fortalecen el Ego, el Maitriyana mantiene una actitud de diferenciación, únicamente considerando una introducción válida la aplicación médica o psiquiátrica de la Atención Plena, pues la inspiración espiritual del Psicoanálisis Budista está a favor de hacer emerger la dignidad existencial y la ética analítica en los centros de salud. En definitiva, la práctica espiritual puede operar en cualquier ámbito, siempre y cuando se mantenga el Propósito (Dharma) radical del Camino del Maitriyana, transmitiendo una y otra vez el Despertar (Bodhi) en tanto fin de la experiencia analítica contemplativa. Por ello, el Psicoanálisis Budista no existe para adaptarse al mundo sino para transformarlo, abriendo una Vía ética para un futuro posible.

El Discurso Analítico Existencial Libertario (Buddha-Dharma-Sangha) es la perspectiva más verdadera por los riesgos intensos que lo acechan al crear una posibilidad de hibridación y síntesis de la esencia de las disciplinas más sabias y compasivas de la historia. Aunque efectivamente existe la posibilidad del extravío o la ruina, el Maitriyana saldrá victorioso,[2] porque encarna nada menos que el Destino de la Espiritualidad Analítica: la Cura (Nirvana).

[1] J. Alemán, Notas antifilosóficas.

[2] J. Alemán, Notas antifilosóficas.

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