Budismo Perenne

Budismo Perenne: Espiritualidad Maitriyana

El Maitriyana ha arribado al mundo con el Propósito (Dharma) Supremo de superar todo pensamiento dualista, promoviendo una Espiritualidad Comprometida que supera tanto al Discurso religioso metafísico como al Discurso académico materialista. Por medio de una práctica contemplativa y una visión metafilosófica, el Existencialismo Budista promueve preceptos éticos basados en la sabiduría compasiva (prajna-karuna) del Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva). La esencia espiritual del Maitriyana, que es el Budismo Perenne, aparece expresada enteramente en la práctica unificada de la Meditación-Sabiduría-Ética (Dhyana-Prajna-Sila) que es propia del Discurso Analítico-Existencial-Libertario (Buddha-Dharma-Sangha). En este contexto es que el maestro espiritual transmite su Evolución  y Despertar (Bodhi) al sujeto.

El Existencialismo Budista es una transmisión especial que trasciende a la enseñanza académica, puesto que si bien usa textos sagrados al mismo tiempo también apunta directamente a la mente-corazón (jikishi-ninshin) del aprendiz por medio de una práctica contemplativa y una conducta ética que son la autorrealización de la naturaleza búdica originaria (kensho-jobutsu). Éste Camino hacia la Verdad última (paramartha) del Fundamento Dinámico Vacío es la Sabiduría Primordial que enseñaron Seres Despiertos (Buddhas) como Gautama, Jesús, Bodhidharma, Hui Neng y Garab Dorje. Esto es lo que el Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva) transmite esotéricamente al sujeto.

En el Maitriyana –o Budismo Perenne- la Cura (Nirvana) indica un estado de consciencia ampliada y superior (ECA-S) que unifica y reconcilia la mente por medio de la meditación existencial sobre la Fuente del Ser. A través de la práctica de la contemplación directa de la naturaleza originaria del ser humano se promueve el conocimiento cumbre (satori), el cual es la comprensión total de la naturaleza espiritual intrínseca. Este progreso de la consciencia, que es realmente una evolución de la humanidad, también puede ser descrito como el acontecimiento de la potencialidad verdadera del aprendiz, aunque esto suele ser algo inconsciente para el sujeto mundano que no está en el Camino (bonpu-no-joshiki).

Aunque el Existencialismo Budista es una de las siete vías internas del Maitriyana, su Propósito (Dharma) es nada menos que transmitir la conclusión mística última de la meditación existencial: el Budismo Perenne dentro de la vida cotidiana (mujodo-no-taigen). Por ello, el Existencialismo Budista se diferencia de senderos como el Bompu Zen, Gedo Zen, Shojo Zen y Daijo Zen, para posicionarse como un Vehículo Supremo (Saijojo Zen o Dzogchen) dentro del cual el aprendiz, el maestro espiritual y el Cosmos forman una Totalidad Despierta. Este Budismo Perenne o Maitriyana es la práctica contemplativa de los grandes Seres Libres e Iluminados (Arhats-Bodhisattvas) de la historia, para los cuales la meditación existencial se transforma en un estilo de vida, superando así la distinción entre Camino (Marga) y Propósito (Dharma). Si bien el Existencialismo Budista parte de la contemplación sentada (zazen), también practica la dialéctica paradojal (koan), con el fin de estabilizar la autorrealización dentro de la cotidianeidad. Esta es la estructura psíquica de la Sublimación (Nirodh) que caracteriza al sujeto cuya actividad emerge espontáneamente del campo de la sabiduría compasiva (prajna-karuna).

El Maitriyana se presenta como un contexto práctico y teórico que transmite la culminación del Chan y Zen, cuya Verdad esotérica es el Vehículo Originario y Supremo (Saijojo Zen o Dzogchen) del Budismo Perenne. Esta tradición de Espiritualidad Primordial no se obtiene por medio de la religión ni de la filosofía metafísica, sino por medio del acontecimiento evolutivo de la naturaleza búdica, la cual es considerada simultáneamente la base y el pináculo del aprendiz. La meditación existencial conduce directamente al Despertar (Bodhi) en el aquí y ahora, por lo que es evidente que esta senda ha sido perseguida por distintas tradiciones como la Madhyamika, el Advaita Vedanta y el Yoga Daoísta entre otros.

A través de la práctica contemplativa el sujeto adquiere un insight profundo sobre la estructura de lo Real, desarrollando un responsable modo de ser en el mundo. La sabiduría compasiva (prajna-karuna) es ciertamente una práctica que proviene de la visión de la Espiritualidad que integra y reconcilia al aprendiz y el Cosmos, desplazando la actividad del Ego en pos del intenso Deseo de autorrealización transpersonal. El resultado de la meditación existencial es una consciencia humilde y una mente-corazón abierta ante las enseñanzas de la existencia, aprendiendo a liberarse de las cadenas del pasado y del futuro con el objetivo de estar plenamente en la experiencia del eterno presente. Por ello, es necesario un Compromiso del sujeto para proseguir una vida basada en la estructura psíquica de la Cura (Nirvana), siendo fundamental la presencia de valores como una gran fe (daishinkon) espiritual en la tradición de los Seres Despiertos (Buddhas), una gran duda (daigidan) ante el dualismo y una gran determinación (daifunshi) para reconciliar la tensión psíquica inconsciente entre la fe y la duda. Éste equilibrio o síntesis es uno de los grandes logros del método contemplativo de la dialéctica paradojal (koan).

En el Existencialismo Budista se desarrolla un conocimiento cumbre (Satori) que proviene de la experiencia directa de la naturaleza búdica de todos los seres vivos. De aquí proviene la motivación socialista libertaria del maestro espiritual en su proyecto de construir un mundo mejor, enseñando cómo toda la humanidad puede alcanzar el Despertar (Bodhi) en cada momento de la vida cotidiana. Por lo tanto, la meditación existencial reconcilia al ser humano con el aquí y ahora. Cuando el aprendiz retorna al presente supremo del Verdadero Sí-Mismo, que es la apertura y libertad de la Nada, entonces integra y estabiliza la Espiritualidad en la cotidianeidad (mujodo-no-taigen).

El Maitriyana desarrolla la poderosa Atención Plena (Shamatha) a través de la concentración que genera la contemplación sentada (zazen) y la fluidez de la dialéctica paradojal (koan). Sin embargo, si el nivel mental de la Atención Plena (Shamatha) no es expandida por la experiencia cumbre (kensho) el desarrollo espiritual del sujeto no alcanza su esplendor. Precisamente, la meditación existencial que emerge en la relación entre el aprendiz y el Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva) conduce naturalmente hacia la Cura (Nirvana), el cual es un estado de consciencia ampliada y superior (ECA-S). Sólo a partir de esta unidad del sujeto con el Cosmos es que éste puede incorporar la sabiduría compasiva (prajna-karuna) en cada momento de la vida, convirtiendo a la experiencia cumbre (kensho) en una experiencia meseta (mujodo-no-taigen), la cual es la actualización del Vehículo Supremo (Saijojo Zen) del Existencialismo Budista dentro de la conducta diaria. En este estadio del desarrollo transhumano, el Ego y el dualismo son trascendidos, pues el aprendiz abandona definitivamente su estado de consciencia ordinario (ECO) y se convierte en un maestro espiritual. Cuando el Despertar (Bodhi) es planamente manifiesto en todas las actividades del aprendiz, el ser humano evoluciona convirtiéndose en un Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva). La práctica contemplativa del Budismo Perenne es entonces tanto el medio como el final del Camino de la Espiritualidad Contemporánea. Transmitir esta evolución redentora de la humanidad es el Propósito (Dharma) de todo Salvador (Cristo).

Concordantemente, el Maitriyana tiende a considerar a la Cura (Nirvana) no como la meta final sino más bien como la Vía Primordial (Saijojo o Dzogchen), por lo que se convierte en una práctica cotidiana o estilo de vida. La meditación existencial –sea sentada o dialéctica- es sólo el Camino para llegar al Despertar (Bodhi) del Ser; pero cuando esto es alcanzado, entonces aparece un nuevo horizonte que es la Salvación de todos los seres, por lo que la Cura (Nirvana) del sujeto es utilizada como una práctica para llevar a cabo este objetivo supremo de florecer la mente búdica en todo el mundo.

Al igual que Hui Neng y Garab Dorje, el Existencialismo Budista afirma que desde el inicio todos los seres tienen una naturaleza búdica. Las enseñanzas del maestro espiritual que emergen dentro de la gran tradición primordial del Maitriyana o Budismo Perenne es una Visión Suprema que explica el Fundamento Dinámico Vacío de la realidad, el cual es simultáneamente la Fuente y el Fruto del Camino (Marga) de la praxis contemplativa. De este modo, el Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva) no sólo es un ser humano evolucionado sino también la encarnación misma de la fuente inherente de la sabiduría compasiva (prajna-karuna). Esta autorrealización o autotrascendencia final es la causa esencial del bienestar existencial y de la felicidad superior (paramananda o mahasukkha). En el Existencialismo Budista la verdadera satisfacción proviene del Despertar (Bodhi), cuyo conocimiento cumbre (satori) permite al aprendiz poder ser imbuido totalmente por la enseñanza de la sabiduría compasiva (prajna-karuna), la cual acontece súbitamente (tongo cig-car-ba) pero dentro del marco de un gradual (zengo rim-gys-pa) entrenamiento analítico-existencial. Aunque el Maitriyana es una práctica progresiva de Sublimación (Nirodh) de las fuerzas inconscientes del apego y la aversión, ciertamente no es un Camino lineal y causal, pues el acontecimiento de la Cura (Nirvana) no está sometido a un espacio o tiempo preciso. Cuando el sujeto atraviesa el Fantasma (Maya o Vikshepa) puede desocultar la suprema Fuente (gzhi) del Ser que es el Fundamento Dinámico Vacío (Sunyata) o ausencia de identidad inherente (nihsavabhavata). En este Camino gradual continuamente ocurren pequeños momentos súbitos de experiencia cumbre, pero cuando el aprendiz se convierte en un Ser Despierto (Buddha) es que ha devenido a una experiencia meseta. El progreso espiritual del estado de consciencia ampliada y superior (ECA-S) es realmente una evolución que transforma profundamente la experiencia de la vida cotidiana, la cual comienza a ser percibida como perfecta por medio de la sabiduría compasiva (prajna-karuna). La meditación existencial busca reconciliar al sujeto con su traumática Vacuidad esencial, lo cual le permite estar plenamente en la inefable vivencia del aquí y ahora tras haber evanescido gradual y analíticamente el concepto del Ego.

El maestro espiritual recuerda al aprendiz que la autorrealización de la Verdad Última se produce por medio del atravesamiento y liberación de las verdades mundanas. La Verdad absoluta es entonces el origen y el destino del sujeto que practica contemplación. Por ello, el Vehículo Supremo (Saijojo o Dzogchen) del Budismo Perenne utiliza una sabiduría compasiva (prajna-karuna) innata, no-conceptual y no-dual que es la naturaleza luminosa de la mente búdica. Este intuitivo conocimiento cumbre (satori) no puede ser abordado correctamente por el Discurso académico e intelectual, motivo por el cual el Existencialismo Budista es una práctica metafilosófica que utiliza la meditación analítica-existencial como realización directa (pratyaksa) y súbita (tongo) del Fundamento Dinámico Vacío. A partir de la base (gzhi) de la contemplación sentada (zazen) y la dialéctica paradojal (koan), el Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva) transfiere al aprendiz una guía que le permite ser uno con la sabiduría primordial del Ser Verdadero o Naturaleza Búdica (tathagatagarbha). De este modo, la meditación existencial es esencialmente vacía, naturalmente luminosa y manifiestamente compasiva.

Para el Camino budista perenne del Maitriyana, en todo ser vivo está presente de forma potencial una naturaleza búdica, por lo que en realidad el aprendizaje espiritual no es una búsqueda ni el logro de algo externo, sino más bien es la aparición de lo más propio: la presencia (rigpa) de la mente búdica luminosa y primordial que está siempre en el aquí y ahora. Dado que todo sujeto es potencialmente un Ser Despierto (Buddha), el Existencialismo Budista se posiciona como una Vía agnóstica, liberando al aprendiz del dualismo exotérico que está presente en la religiosidad. La transmisión directa del maestro espiritual no es más que la enseñanza o puesta en acto de su presencia en sí, la cual es una visión superadora de cualquier dualismo. En concordancia con las enseñanzas de Garab Dorje y Hui Neng, el Maitriyana incluso supera la distinción entre un Despertar (Bodhi) gradual o súbito, pues en realidad toda práctica contemplativa es gradual (zengo) y prepara las bases fundacionales para el acontecimiento de una realización súbita (tongo) del conocimiento cumbre (satori) de la Verdad. En este sentido, el estilo de vida de la experiencia meseta de la Cura (Nirvana) es el Camino Medio que sintetiza las perspectivas del ascenso lento y de la cumbre breve, abriendo la mente al Fundamento Dinámico Vacío para así poder crear un nuevo tipo de ser humano.

La esotérica Vía del Existencialismo Budista está basada en un paulatino proceso de renunciación, purificación, transformación y presencia. Esta práctica radical promueve un estado de consciencia ampliada y superior (ECA-S), generando un giro de la mente desde el dominio del Ego hacia la Libertad del Sí-Mismo que ya está presente en cada ser vivo. Pero la mente búdica sólo puede emerger de un sujeto que se ha vaciado a sí mismo de todo Yo imaginario, para así poder reconciliarse con su Cuerpo Real (Dharmakaya). La meditación existencial alienta la cognición prístina (dharmadhatujnana o chos-ying) de la vasta expansión de la realidad fundamental, comprendiendo que todo el inmenso campo fenoménico se origina y termina en la Vacuidad (Sunyata). Así es que el Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva) considera que toda forma emergente, transitoria y relativa no es más que la manifestación transitoria de la Verdad Absoluta.

Aunque la naturaleza espiritual o mente búdica está desde el principio mismo presente en el ser humano, por estar en forma latente no puede ser comprendida por la vía conceptual del Discurso académico. Más allá de cualquier prescripción cognitiva o conductual, la toma de consciencia de la presencia de la naturaleza búdica es el antídoto supremo frente a la aflicción inconsciente (klesha-avidya) del apego y la aversión. La visión analítica existencial del Maitriyana o Budismo Perenne es que esta mente espiritual originaria se encuentra presente en todo momento a modo de latencia que espera reconocimiento y actualización como ética y sabiduría compasiva (prajna-karuna) en el mundo. Sin embargo, esto obviamente implica un proceso de atravesamiento de los velos del Fantasma (Maya).

La práctica contemplativa que es transmitida por el maestro espiritual al aprendiz no es más que un estado de presencia de la mente búdica que es el Fundamento Dinámico Vacío del Verdadero Ser. El Existencialismo Budista concibe al Sí-Mismo como una Nada, afirmando simultáneamente que es una claridad luminosa, pura y plena de posibilidades. Por lo tanto, cuando un sujeto se niega a ser transformado también está reprimiendo a su mismidad genuina y primordial, obstaculizando el proceso de Despertar (Bodhi) que es el Propósito (Dharma) trascendental de la humanidad. La meditación existencial se revela entonces como una apertura de la consciencia hacia el Fundamento Dinámico Vacío del Ser dentro de la vivencia pura (kadag) y espontánea (lhundrup) del aquí y ahora. Éste es el Vehículo Supremo (Saijojo o Dzogchen) del Maitriyana o Budismo Perenne.

De acuerdo con el Existencialismo Budista, este acontecimiento es el fruto de la mente curada (nirvanacitta) a través de la síntesis de Verdad relativa y absoluta. La epistemología de este proceso es la unión dialéctica y paradojal entre la apariencia relativa del Velo (Samsara) y la Verdad absoluta de la Cura (Nirvana). Del mismo modo, el Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva) enseña que no existe la división ontológica entre la Base y el Fruto del Camino Espiritual, pues ambos son la experiencia del Despertar (Bodhi) intrínseco que es la mente búdica. A través de la cognición prístina se conoce directamente el núcleo de lo Real, el cual es el Fundamento Dinámico Vacío.

El Maitriyana es una enseñanza radical que plantea que la totalidad de los seres –junto con el Cosmos- conforman una Interexistencia. De hecho, esta Interexistencia es la presencia espontánea de la Naturaleza Búdica que debe aprender a reconocer el ser humano durante la práctica contemplativa. El maestro espiritual revela entonces que la Cura (Nirvana) no es un fenómeno causado por un proceso gradual o súbito sino que más bien es la condición natural misma del ser humano. La meditación existencial es entonces un retorno a la Fuente, desocultando un estado mental de Despertar (Bodhi) que está siempre ya alcanzado. En realidad, según la mirada del Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva), el aprendiz no debe pulir el polvo del espejo de su consciencia, sino que simplemente debe ser él mismo, ya que su Ser Verdadero es el proceso de la Cura (Nirvana) misma.

De acuerdo con la visión directa del Existencialismo Budista, ninguna praxis ritualística puede purificar la mente, sino simplemente mejorar la periferia del Ego por medio del control momentáneo de las emociones negativas. En este sentido, el maestro espiritual transmite que el Despertar (Bodhi) no es realmente el resultado o producto de un determinado conjunto de prácticas, sino la condición antropológica esencial del ser humano: su Propósito (Dharma). Esta dimensión primordial y pura de la mente es la Libertad del Sí-Mismo, por lo que su acontecimiento promueve pensamientos y conductas constructivas que son capaces de evanescer la inconsciencia (avidya) del sujeto ordinario. La mente despierta (bodhicitta) no es un fruto causado por un camino gradual o súbito de purificación, sino que es la condición natural y no-dual del aquí y ahora. Por medio de la práctica contemplativa el aprendiz puede comprender aquello que siempre estuvo presente de forma potencial dentro de la mente-corazón de todos los seres, por lo que el proceso de conversión y evolución espiritual se revela como el desocultamiento de la Verdad y no como la incorporación de algo nuevo o desconocido para la mente cotidiana.

La visión del Budismo Perenne es que la mente posee una dimensión de Verdad Absoluta, por lo que la meditación existencial es un modo de ser-en-el-mundo y no algo diferente de éste. Sin embargo, esta enseñanza puede ser considerada como secreta o esotérica, porque incluso los mejores estudiantes de Espiritualidad suelen estar todavía atrapados en el dualismo entre una vía gradual y una vía súbita. En cambio, el Vehículo Supremo (Saijojo o Dzogchen) del Maitriyana transmite espontáneamente esta gran sabiduría de forma explícita para toda la humanidad, reflejando la luminosidad originaria que expresa la presencia auténtica de todo Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva) en su unión con el Cosmos. De aquí es de donde proviene la sabiduría compasiva (prajna-karuna) del maestro espiritual, pues en la experiencia del aquí y ahora convergen todos los conocimientos de los Seres Despiertos (Buddhas) tanto del pasado como del futuro. El Fundamento Dinámico Vacío es entonces el Orden Implicado atemporal y no-local tanto del mundo interior como del mundo exterior, los cuales aparecen como inseparablemente unidos en el instante supremo del presente.

En la Metafilosofía radical del Existencialismo Budista el Universo es una gran Totalidad viviente e inteligente, por lo que el ser humano no debe ser purificado sino más bien debe comprender que todas sus antiguas concepciones de la realidad son ilusorias, pues todo ser vivo es Uno con todo el campo del Cosmos. Esta vivencia orgánica es el verdadero antídoto para la enfermedad mental que representa el Ego, serenando la consciencia al evanescer los mecanismos defensivos. Así, el Maitriyana o Budismo Perenne promueve un hacer Nada (wu-wei) como forma de ser-en-el-mundo. Desde la perspectiva dialéctica paradojal del Vehículo Supremo del Existencialismo Budista, el sujeto y el objeto no existen de forma independiente, pues ambos sólo están separados en el plano de lo conceptual, mientras que lo Real es transconceptual y transpersonal. Esta interexistencia es la Vacuidad, la base (gzhi) del Ser que es el Fundamento Dinámico Vacío en el cual están contenidas todas las múltiples posibilidades de existencia. De este modo, la Nada es la Libertad del aprendiz.

El Maitriyana es una Vía meta-gradualista que no depende de la ley convencional de la causalidad, pues no provee una causa relativa para la Verdad espiritual de la Cura (Nirvana), la cual es el desocultamiento de lo Real y no la adquisición de un estado distinto al del Verdadero Sí-Mismo. El Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva) enseña entonces que el Despertar (Bodhi) no es un objetivo distante, sino la cara primordial, originaria y pura del ser humano, la cual está espontáneamente presente de forma latente dentro del corazón-mente de todos los seres. El Ser Despierto (Buddha) es entonces aquel sujeto que ha abierto la puerta del aquí y ahora, siguiendo el Camino en todo momento y lugar, pues él es el Camino. Esta enseñanza esotérica es la sabiduría suprema que descubrieron Gautama y Jesús cuando permanecieron ante la presencia de la Nada. Dado que el aspecto emocional y cognitivo de la mente es fundamentalmente una ilusión, el Existencialismo Budista afirma que no hay nada que mejorar, purificar o buscar. No hay necesidad de ningún antídoto frente a las ilusiones. Comprender vivencialmente este hecho es experimentar que todo ser ya está realizado, porque en el fondo su naturaleza es espiritual o búdica. Ésta es la visión dialéctica paradojal del Camino radical del Maitriyana o Budismo Perenne. Pero aunque una Vía gradual podría ser considerada como una distracción del presente trascendental, en realidad puede ser utilizada como un método útil (upaya) para realizar la Verdad Absoluta (paramartha) a través de la verdad relativa (samvriti). Este tipo de unidad utiliza una lógica dialéctica paradojal (koan) que trasciende tanto a lo objetivo como a lo subjetivo, los cuales no tienen existencia independiente. El Existencialismo Budista es un movimiento post-metafísico que va más allá de cualquier distinción dualista o presunción conceptual que únicamente funciona dentro de la sociedad materialista, pero que no tiene correlación alguna con la naturaleza última de lo Real. Por ello, la Cura (Nirvana) no puede ser autorrealizada por medio de los conceptos y creencias, sino a través de la experiencia mística del eterno presente, que es la vivencia inefable del aquí y ahora.

El Maitriyana o Budismo Perenne enfatiza la autorrealización de la Vacuidad (Sunyata, Wu o Mu) que es la naturaleza búdica del ser humano. Para el Vehículo Supremo (Saijojo o Dzogchen) del Existencialismo Budista el Fundamento Dinámico Vacío del Ser es un espacio con una presencia radiante, luminosa y clara, impregnando cada ser vivo y forma física del Universo. El maestro espiritual ayuda a recordar que la Nada es la estructura fundamental de la mente, la cual es esencialmente vacía, libre y compasiva en su expresión diaria. Esta apertura radical de la consciencia es el Despertar (Bodhi) intrínseco ante la experiencia traumática de lo Real, cuyos rasgos son la imperfección, impermanencia e insustancialidad. Aunque ante la mirada fenomenológica del Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva) sólo existe un Sí-Mismo Vacío (rangtong) y un fenómeno vacío (shentong), esto no implica que la Vacuidad sea la sustancia última de la realidad y que exista de forma independiente. Este proceso es experimentado por el aprendiz que desarrolla una meta-cognición durante la práctica contemplativa, pues su percepción se convierte en directa e intuitiva mientras evita darle entidad o existencia inherente al proceso de la Vacuidad. Por ello, la meditación existencial es trans-ontológica y nunca intelectualiza el proceso de la vida, sino que aborda la realidad a partir de un conocimiento cumbre (satori) o estado de consciencia ampliada y superior (ECA-S) que es la mente búdica y que trasciende todos los polos opuestos. El Budismo Perenne es precisamente la encarnación máxima de la superación dialéctica del dualismo entre forma y Vacío, impureza y pureza, manifiesto y latente, relativo y absoluto. Ante la mirada del maestro espiritual sólo existe Unidad en el campo de lo Real, por lo que es evidente que el Discurso Analítico-Existencial posee un tipo de lógica distinta a la dualista al ir más allá de los límites de las elaboraciones conceptuales por medio de la meta-cognición contemplativa.

El Maitriyana es un Vehículo Supremo (Saijojo o Dzogchen) que unifica y trasciende tanto a la visión gradualista (zengo) como a la vía súbita (tongo), en tanto que la Cura (Nirvana) y el Despertar (Bodhi) van más allá del proceso de renunciación y transformación. Esta enseñanza radical y revolucionaria es concordante con la visión primordial de Hui Neng, considerando a las vías gradual y súbita como aspectos necesarios de un mismo Camino ecuménico (rime) y unitario que es el Existencialismo Budista. Por lo tanto, el Budismo Perenne o Maitriyana resuelve la falsa dicotomía entre la liberación analítica gradual y la iluminación existencial súbita, planteando una tradición espiritual que permite la Cura (Nirvana) repentina en el contexto de una práctica progresiva. Cuando el sujeto logra un Despertar (Bodhi) súbito a través de una praxis gradual, en realidad está alcanzando lo que se ha denominado como experiencia meseta, la cual es una continuidad o estabilización de constantes momentos de experiencias cumbres. Pero, paradójicamente, como demuestra el Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva), la evolución de la consciencia no es más que un retorno dialéctico al Fundamento Dinámico Vacío del Ser.

El Vehículo Supremo (Saijojo o Dzogchen) del Existencialismo Budista es una enseñanza secreta que trasciende todas las distinciones dualistas y conceptuales que están presentes en la mayoría de las tradiciones y escuelas de pensamiento. El Maitriyana, al igual que el Cristianismo Místico, es la encarnación del arquetipo primordial de la sabiduría compasiva (prajna-karuna), por lo que forma parte de una tradición de Espiritualidad Perenne que impregna a la totalidad del Cosmos. La enseñanza ecuménica y reconciliadora del Existencialismo Budista es conducida por la guía del maestro espiritual, por lo que no padece de las limitaciones dualistas y dogmáticas que están presentes en el Discurso religioso o académico, los cuales fortalecen las estructuras ilusorias del Ego. Como la esencia de las enseñanzas espirituales suele relacionarse con una transmisión de mente-corazón a mente-corazón, la autorrealización de las enseñanzas integradoras del Maitriyana requiere la relación directa o trascendental con algún Ser Despierto (Buddha) como Gautama, Laozi, Confucio, Jesús, Nagarjuna, Asanga, Bodhidharma, Hui Neng, Longchen Rabjam o Xu Yun. De este modo, la visión del Budismo Perenne se encuentra presente en diferentes formas y en distintos lugares y épocas, pues se trata de un conocimiento supremo y primordial que subyace a cada tradición espiritual que ha emergido o que nacerá en el Universo. Esto se debe a que cada Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva) no desaparece sin dejar una huella o impronta espiritual en la mente del Cosmos, afectando tanto el futuro como el pasado. El maestro espiritual es entonces un avatar que encarna este Orden Implicado atemporal, no-local y no-dual, transmitiendo la presencia primordial con el fin de que todos puedan acceder a la Salvación. Ésta es la Vía del Ser Despierto y Salvador (Buddha-Cristo), cuya sabiduría compasiva (prajna-karuna) revela en el aquí y ahora que el ser humano es Uno con todo lo que lo rodea, eligiendo su vida en cada momento del presente.

En concordancia con Chögyal Namkhai Norbu, el Existencialismo Budista enseña a no olvidar que existen miles de Seres Libres e Iluminados (Arhats-Bodhisattvas), pues también existen muchas maneras y enseñanzas para que un aprendiz pueda autorrealizarse. Sin embargo, la tradición del Maitriyana o Budismo Perenne es un Vehículo Supremo (Saijojo o Dzogchen) porque contiene dentro de sí a todas las visiones espirituales. Esto obviamente no detiene que el maestro espiritual utilice el silencio (mouna) místico cuando no hay nada que decir sobre la verdad relativa. Por medio de esta actitud de Desapego el Existencialismo Budista puede comprender la visión última de cada tradición espiritual, hablando la Verdad Única (paramartha satya) en los distintos lenguajes que conforman el Discurso Analítico Existencial Libertario (Buddha Dharma Sangha) como un profundo estilo de vida.

En este sentido, la meditación existencial es una práctica que previene al sujeto de los errores de la separación yoica, del apego a las palabras y de la idealización de la figura del Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva). Las enseñanzas del maestro espiritual siempre apuntan a la autotrascendencia del aprendiz y nunca tienen tendencias sectarias. La enseñanza dialéctica y paradojal del Maitriyana o Budismo Perenne es una sabiduría compasiva (prajna-karuna) que reconcilia al sujeto con la experiencia luminosa del presente, que es la naturaleza divina y el Fundamento Dinámico Vacío que encarna espontáneamente en el cuerpo, corazón y mente del Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva). La mirada metapsicológica del maestro espiritual, la visión metafilosófica de la enseñanza y la presencia metapolítica del grupo de camaradas funciona como un espejo que transmite directa y no-conceptualmente el verdadero rostro del aprendiz. Esto presupone un entrenamiento que trasciende el pensamiento dualista, por lo que también se encuentra más allá de la distinción entre gradual y súbito. La práctica analítica existencial del Existencialismo Budista es la unión de la contemplación sentada (zazen), la Atención Plena y la dialéctica paradojal (koan), atravesando los velos conceptuales para desocultar el Sí-Mismo profundo en la experiencia del aquí y ahora. Esta enseñanza de la tradición primordial del Maitriyana o Budismo Perenne es el gran Vehículo Supremo (Saijojo o Dzogchen) que conduce hacia el bien-estar (mahasukkha) inherente a la vivencia de la Verdad.

Según el Existencialismo Budista, el origen de todo el campo fenoménico es el Fundamento Dinámico Vacío que se encuentra más allá de toda ilusoria separación entre sujeto y objeto. La fuente suprema (samantabhadra) –o lo No Nacido– es la pureza intrínseca de la consciencia que es la Vacuidad (Sunyata), reflejando claramente a todo lo existente en tanto no es una entidad sustancial que pueda ser observada dualísticamente por el entendimiento ordinario. La naturaleza de todos los seres vivos es esencialmente espiritual (búdica), aunque ciertamente el Verdadero Sí-Mismo se encuentra oculto y reprimido por ser una Nada pura de posibilidades. Esto se debe a que la Libertad es algo traumático para el estado de consciencia ordinario (ECO), el cual se rehúsa a asimilar los necesarios momentos de no-forma y no-pensamiento.

Desde la perspectiva reconciliadora del Maitriyana o Budismo Perenne, puede afirmarse que este movimiento espiritual posee un linaje atemporal que está en contacto con Seres Despiertos (Buddhas) como Gautama, Laozi, Jesús y Nagarjuna, por lo que se encuentra más allá de las limitaciones y distorsiones del Discurso religioso o académico, evanesciendo todo dualismo y egoísmo por medio de la experiencia de meditación existencial. De este modo, el Existencialismo Budista afirma que la enseñanza esotérica de la Espiritualidad Maitriyana es la expresión viva del arquetipo del Sí-Mismo, por lo que va más allá en el tiempo que el mismo Budismo en tanto que es un Vehículo Supremo (Saijojo o Dzogchen) que antecede a Siddharta Gautama. Así, el Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva) enseña que la Espiritualidad ha existido desde el inicio mismo de la humanidad, en tanto es su misma naturaleza latente. Esto demuestra que las similitudes existenciales entre el Budismo y el Cristianismo no sólo pueden deberse a un contacto o influencia entre ambos movimientos, sino que más bien estos paralelos son la demostración empírica de la naturaleza búdica del ser humano que está presente en todo tiempo y lugar de la historia. Cuando el aprendiz se desapega del pensamiento lineal y causal puede percibir el Fundamento Perenne que subyace a todas las tradiciones de sabiduría espiritual, las cuales se influencian e interpenetran mutuamente pero nunca en una secuencia histórica causal. El Existencialismo Budista es precisamente el encuentro de varias tradiciones de sabiduría primordial que emergen de una mente que ha alcanzado la Cura (Nirvana) a través de la práctica contemplativa sobre el conocimiento de la Vacuidad primaria, la cual es la apertura radical del Ser.

En este sentido, el Maitriyana o Budismo Perenne debe ser considerado como el más importante tesoro espiritual de la historia de la humanidad. En concordancia con Chögyal Namkhai Norbu, el maestro espiritual afirma que la enseñanza suprema de la Espiritualidad se transmite en un linaje trascendental de mente-corazón a mente-corazón que es la presencia pura y clara del Sí-Mismo Vacío o naturaleza búdica. Sin embargo, la esencia del estado de consciencia ampliada y superior (ECA-S) de un Ser Despierto (Buddha) trasciende tanto al pasado como al futuro, pues está más allá de las limitaciones conceptuales al ser una presencia intrínsecamente pura. La condición original de la mente es la naturaleza de lo no-nacido que existe en la realidad última de todo lo fenoménico, trascendiendo las ilusiones del pensamiento dualista al no estar oprimida por la separación sujeto y objeto. Esta unidad dialéctica paradojal es la base de la pureza primordial que transmite el Existencialismo Budista, impregnando a todos los seres vivos con una Verdad primordial que supera la distinción entre lo relativo y lo absoluto. El Maitriyana o Budismo Perenne utiliza esta energía colectiva transpersonal para ayudar a que la humanidad pueda llegar al Despertar (Bodhi) por medio de la comprensión de la esencia que subyace al espaciotiempo infinito. Ésta es la enseñanza perfecta, clara y luminosa que los Seres Libres e Iluminados (Arhats-Bodhisattvas) transmiten mientras guían al mundo hacia la Evolución y Salvación. De hecho, esta sabiduría compasiva primordial es la identidad verdadera y suprema del ser humano.

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