GANADOR DEL PREMIO GAUTAMA DE LA PAZ 2013:
MAESTRO MAITREYA SAMYAKSAMBUDDHA
Resultado
Durante los meses de Agosto y Septiembre de 2013, miembros de comunidades budistas a nivel internacional han votado democráticamente a personas de diversas áreas que hayan hecho una contribución a la Paz Mundial. Los nominados fueron: Maestro Maitreya, Thich Nhat Hanh, Ven Lama Lobzang, Ven. Piseth, Ijahman Levi, Tony Benn, Francisco I, Daisaku Ikeda, Daniel Barenboin y Sulak Sivaraksa. El Maestro Maitreya Samyaksambuddha fue el que más Votos tuvo, mayormente de India, Sri Lanka y Reino Unido, por lo que recibió el galardón espiritual del PREMIO GAUTAMA DE LA PAZ 2013.
DISCURSO DE ACEPTACIÓN DEL PREMIO GAUTAMA DE LA PAZ 2013
Gautama con Jesús: Autosacrificio revolucionario
Por Maestro Maitreya Samyaksambuddha
La esencia del pacifismo es la compasión. En el Amor Espiritual y la disposición a actuar de forma desinteresada, las tácticas y técnicas del pacifismo se alzan naturalmente como un proceso que trasciende tanto a la violencia como a la no-violencia. Así, el pacifismo no es un dogma moral, sino que es un proceso de meditación libertaria. Mientras que las luchas entre las clases sociales son alimentadas por la codicia, el odio, el miedo y la ignorancia, el Camino del pacifismo utiliza la sabiduría y la Compasión como fuente de energía, pues ambas son las características que permiten que la revolución del mundo pueda desarrollarse sin elementos destructivos que son contrarios a los ideales socialistas utópicos. La acción pacifista nace de la comprensión de las causas del sufrimiento y se nutre de una práctica de contemplación libertaria, pues el Amor Espiritual es el modo más efectivo de enfrentar la adversidad.[1]
Una de las tácticas utilizadas por el Maitriyana para la manifestación pacifista, por medio de la tradición sagrada de la meditación libertaria, es la oposición política al gobierno y la resistencia a su coerción destructiva.
Frente a puntos críticos de conflicto, los maestros espirituales suelen utilizar la técnica del ayuno y la producción de poesía como forma de actuar contra la guerra y la injusticia social. Indudablemente, el autosacrificio de los aprendices meditativos fue la acción más revolucionaria que se haya realizado en nombre de la paz en la historia de la humanidad.[2]
El Ecumenismo Budista incluso destaca que los autosacrificios de los Seres Libres e Iluminados (Arhats-Bodhisattvas) durante la guerra no fueron resultado de la ira, la desesperación o la depresión, sino más bien se trataron de verdaderos sacrificios en representación de la Compasión y del Bien hacia toda la humanidad, emulando así el estado de consciencia transpersonal de un Cristo (Mesías).
El sujeto que se autosacrifica utiliza toda su libertad, fortaleza espiritual y autodeterminación para que el mundo sepa que está dispuesto a soportar éticamente los mayores sufrimientos con el fin de proteger a la Tierra (Gaia). Cuando el aprendiz está frente a un conflicto, si tiene una mente compasiva y alerta, la forma de actuar correctamente aparece espontánea y creativamente. Para la articulación Gautama-Jesús, el requisito básico para una revolución verdadera es tener la naturaleza del pacifismo y el Amor Espiritual dentro de uno mismo.[3]
El Maitriyana no es idealista, pues sabe perfectamente cuán difícil puede resultar, incluido para el maestro espiritual, el hecho de mantener una actitud compasiva, pacífica y amorosa hacia el prójimo en una situación de guerra. Por tal motivo, los que continúan con la causa pacifista, aquellos activistas revolucionarios, deben basar su trabajo en la práctica de la contemplación libertaria. Las palabras del Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva) intentan recordarle constantemente al sujeto cuáles son las principales razones de por qué lucha, enseñándole a preservar una mirada compasiva en medio de las difíciles circunstancias de la guerra, la pobreza, la ignorancia y la contaminación. Así, el maestro espiritual evoca en la conciencia del aprendiz a la disciplina que él mismo practica: la Atención Plena.
Probablemente, sin el fenómeno de la guerra capitalista se hubiera retardado el emergimiento del movimiento pacifista del Ecumenismo Budista, pues los valores del Socialismo Dhármico no serían vistos como necesarios por ningún pueblo en el mundo. Los conflictos y las amenazas son lo que despierta al sujeto, presionándolo para que cambie y corrija sus elecciones. Incluso, ante medidas represivas por parte del Poder gubernamental, los Seres Libres e Iluminados (Arhats-Bodhisattvas) tienen el último recurso de sacrificar su propia vida por la causa del pacifismo, en un acto de protesta transpersonal que encarna la voz de la Tierra (Gaia). La articulación Gautama-Jesús, por lo tanto, busca importantes manifestaciones y actos de resistencia por todo el mundo. Siguiendo la ética del Maitriyana, un maestro espiritual está dispuesto a sacrificarse -inmolándose o quemándose vivo- si considera que con ese hecho ayudará a la humanidad a derribar el régimen materialista. Este es otro punto en el que el catolicismo ortodoxo considera moralmente repulsivo el accionar de los aprendices meditativos. No obstante, el Ecumenismo Budista aprueba esta forma extrema de acción directa pues considera que se trata de una forma espiritual de pacifismo libertario, siendo un humanismo revolucionario que apunta a la necesidad de instalar los valores de la paz y la armonía en el mundo. Concordantemente, la reflexión de meditación libertaria del Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva) admite que el acto de quemarse vivo realizado por un sujeto practicante es difícil de comprender para la consciencia dualista, pues no se tratan de meros suicidios ni de actos de protesta ordinarios, sino que más bien son actos heroicos de autosacrificio destinados a llamar la atención de todos los pueblos.
La articulación Gautama-Jesús tiene el poder de conmover la consciencia de los opresores, haciendo que el mundo escuche los gritos de sufrimiento del pueblo. El autosacrificio es entonces una revolucionaria acción transpersonal que tiene como objetivo probar la extrema importancia de aquello que quieren decir los maestros espirituales. Al autosacrificarse, el aprendiz manifiesta explícitamente que tiene la fortaleza analítica y la determinación existencial para soportar los más grandes sufrimientos con el fin de proteger la paz del mundo.[4]
En concordancia con Meister Eckhart, el Maitriyana afirma que el sujeto que sufre por amor al prójimo, no sólo es capaz de soportar el sufrimiento, sino que además su sufrimiento es provechoso a los ojos de la divinidad.
Incluso, durante la ceremonia de ordenación iniciática, algunos aprendices se queman intencionalmente ciertas partes de su cuerpo con el fin de comprobar la seriedad de su compromiso revolucionario. Del mismo modo, la intención del Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva) no es autodestruirse, sino expresar la profundidad de su Amor Espiritual por medio del autosacrificio. El maestro espiritual no desea morir, pero está dispuesto a hacerlo en pos de la Compasión y el Bien de todos los seres. En este contexto, el autosacrificio es una táctica del pacifismo y la meditación libertaria que no busca la destrucción del opresor sino más bien una toma de consciencia y el cambio de su política imperialista.[5]
En este sentido, el verdadero enemigo del pacifismo libertario no son las personas malas en sí mismas, sino los sistemas autoritarios e intolerantes que promueven la avaricia, el odio y la ignorancia en el interior de cada ser humano.
Indudablemente, el Ecumenismo Budista considera que cuando el sujeto se compromete con la ardua lucha por la paz, la igualdad social y los derechos humanos, se ubica dentro de una pequeña elite de seres humanos que comprenden compasivamente el sufrimiento de los oprimidos.[6] Precisamente, el momento culminante para el movimiento pacifista acontece cuando la articulación Gautama-Jesús anuncia públicamente su oposición a la guerra, tal como lo hicieron Martin Luther King, Thich Nhat Hanh, Thomas Merton y Mahatma Gandhi.[7]
En consecuencia, el movimiento del pacifismo libertario, a través de los acontecimientos de autosacrificios, conmueve profundamente a toda la humanidad porque busca evanescer del mundo a la guerra capitalista. A diferencia de la postura católica tradicional, en la perspectiva del Maitriyana, el autosacrificio no se trata de un suicidio ni mucho menos de un momento de locura de jóvenes activistas, sino que más bien es el resultado de años de aguda reflexión de contemplación analítica existenciaria. Mientras que el suicidio procede de la desesperanza y la depresión, el autosacrificio procede de una mente que ama la vida y se encuentra cercana a la aflicción que siente la Tierra (Gaia). De hecho, el Ecumenismo Budista permite comprender que el autosacrificio no se diferencia mucho del ayuno como protesta pacífica, en tanto que la huelga de hambre también conduce a la muerte.[8]
El Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva) percibe el autosacrificio como la disposición a asumir el sufrimiento del mundo en uno mismo, padeciendo voluntariamente un proceso de purificación y comunicación directa con la humanidad. El aprendiz que se entrega en cuerpo y espíritu a la causa del pacifismo libertario quiere hacer algo por el prójimo. El maestro espiritual considera que Jesús debe ser un arquetipo para todo sujeto revolucionario, porque no se debe intentar evitar los conflictos inevitables sino hacerle frente al Poder. La articulación Gautama-Jesús devela entonces que un Cristo (Mesías) puede dejarse atrapar e incluso crucificar, pues este autosacrificio es un acto por los demás.[9]
Según el Maitriyana, tanto Gautama como Jesús se encaminaron hacia la muerte como Seres Despiertos (Buddhas). Consecuentemente, sus muertes deberían ser percibidas como un autosacrificio, siendo un regalo ofrecido hacia la vida del prójimo y hacia las posibilidades latentes de toda la humanidad. El Ecumenismo Budista enseña que éste es el significado oculto del autosacrificio de los sujetos revolucionarios.
Por ende, una de las heroínas de la articulación Gautama-Jesús fue Nhat Chi Mai, quien se autosacrificó en mayo de 1967. Esta joven activista practicó meditación libertaria durante mucho tiempo antes de entregar su vida a la causa revolucionaria del pacifismo, preparándose para este acontecimiento no sólo con la compañía de sus padres sino también con la contemplación libertaria de la imagen de la Virgen María y una estatua de la Bodhisattva de la Compasión Quan Am (Guanyin). Incluso pocos segundos antes de autosacrificarse, ella leyó un poema con estilo Maitriyana, solicitando ayuda a estas figuras arquetípicas y ancestrales del Amor Espiritual con el fin de cumplir con su Propósito (Dharma). El Ecumenismo Budista reconoce a la aprendiza Nhat Chi Mai como un exponente estremecedor de la causa pacifista de la articulación Gautama-Jesús. Sin embargo, el catolicismo ortodoxo ha considerado a su obra poética como propaganda comunista.[10]
Evidentemente, mientras el practicante contemplativo que forma parte de la causa del pacifismo libertario está capacitado para comprender y valorar el acto transpersonal del autosacrificio, los sujetos religiosos que se encuentran fuera del movimiento revolucionario del Maitriyana no pueden hacerlo. Sin embargo, el Ecumenismo Budista es una forma de dialogar con el catolicismo y evangelismo, orientando a estos movimientos hacia la lucha pacifista. La articulación Gautama-Jesús es una variación de la Espiritualidad Contemporánea que permite interpretar la realidad tanto desde la postura budista como desde la cristiana. Incluso, el Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva) enseña que, siguiendo el modelo de un Cristo (Mesías), Nhat Chi Mai murió por los demás.[11]
Por ello, una persona religiosa puede llegar a sentirse profundamente conmovida por la explicación que realiza el Maitriyana sobre el acto transpersonal del autosacrificio, ayudando a visualizar un significado que pocos católicos han podido observar en Jesús, al cual se lo ha idolatrado más por sus milagros que por sus enseñanzas y su entrega pacífica a la causa revolucionaria de la Compasión.
El Ecumenismo Budista es un trabajo conjunto que revitaliza a la comunidad de aprendices y maestros espirituales, logrando captar que el autosacrificio puede ser comprendido mucho mejor por medio de la articulación Gautama-Jesús. De este modo, el Ser Libre e Iluminado (Arhat-Bodhisattva) revela la Verdad profunda que implica el ofrecimiento de Jesús a la vida.[12]
Las religiones pueden percibir y sentir la vida y la Espiritualidad desde una perspectiva nueva a partir del Ecumenismo Budista, llegando incluso a comprender mejor su propia tradición gracias al diálogo con los maestros espirituales. El Maitriyana acontece en un momento crucial de la historia de la humanidad, más precisamente en una etapa de transición entre el Apocalipsis capitalista y la próxima civilización dhármica. En efecto, la guerra capitalista está por finalizar y pese a que el futuro del mundo aparece incierto, la articulación Gautama-Jesús muestra que es posible crear una Tierra Pura o un Reino de los Cielos.
[1] Thich Nhat Hanh, Love in action: writings on Nonviolent social change.
[2] Robert H. King, Thomas Merton y Thich Nhat Hanh: Espiritualidad Comprometida en la era de la globalización.
[3] Thich Nhat Hanh, Love in action: writings on Nonviolent social change.
[4] Thich Nhat Hanh, Vietnam: lotus in a Sea of fire.
[5] Robert H. King, Thomas Merton y Thich Nhat Hanh: Espiritualidad Comprometida en la era de la globalización.
[6] Thich Nhat Hanh, Vietnam: lotus in a Sea of fire.
[7] Robert H. King, Thomas Merton y Thich Nhat Hanh: Espiritualidad Comprometida en la era de la globalización.
[8] Robert H. King, Thomas Merton y Thich Nhat Hanh: Espiritualidad Comprometida en la era de la globalización.
[9] Thich Nhat Hanh y D. Berrigan, The raft is not the shore: conversation toward a Buddhist-christian awareness.
[10] Robert H. King, Thomas Merton y Thich Nhat Hanh: Espiritualidad Comprometida en la era de la globalización.
[11] Robert H. King, Thomas Merton y Thich Nhat Hanh: Espiritualidad Comprometida en la era de la globalización.
[12] Thich Nhat Hanh y D. Berrigan, The raft is not the shore: conversation toward a Buddhist-christian awareness.
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